sábado, 18 de julio de 2009

Oo. Lo gris: estocada


Las preguntas conocían su destino, la muerte, y lloraban;

Mientras que las respuestas se sabían inmortales y reían.


Fue cuando las preguntas desaparecieron,

Que las respuestas se ahogaron bajo su oscuro velo.




Cuatro

La primera gran explosión se hizo famosa como el caso FED-Cero y se cobró 120.079 vidas humanas.

Las facultades especiales habían causado una gran conmoción en el mundo, pero nunca antes se habían manifestado de una manera tan destructiva. El FED Cero marcó un antes y un después, cambiando radicalmente la perspectiva moral sobre la “gente especial”. Ahora, todos eran peligrosos. Todos eran asesinos enquistados capaces de germinar en un enorme ademán aniquilador, y todos ponían en peligro a la humanidad. Presionadas por la política, las principales sociedades científicas decidieron que las facultades especiales debían ser eliminadas, y gracias a los enormes fondos de los que se les abasteció, nació una unidad de investigación dedicada al exterminio de las facultades especiales, la Aesculap. Mediante métodos no del todo ortodoxos, los casos singulares de facultades especiales fueron combatidos, pero el número de personas afectadas por ellas crecía inexorablemente.

Cuando Steven Riffley, un médico estaunidense, demostró y publicó que las facultades especiales estaban latentes en todos los humanos, el mundo tembló.

Los casos FED-1, FED-2/3, FED-4 y FED-5 se dieron en ése mismo año, cubriendo el cielo de negros nubarrones y presionando hasta el máximo a los integrantes de la Aesculap, forzándolos a descubrir algún remedio a las facultades especiales.

Fue el mismo Steven Riffley el que cantó haleluya al descubrir un virus que acababa con las facultades especiales y con el peligro destructivo que éstas podían significar.

No fue consciente de lo que con ello había desencadenado.

___

Alice bajó sus ojos, ya limpios, sucumbiendo a la treintena de miradas rojas de los hombres, mujeres, ancianos y niños de la nómada. La habían sorprendido agotada, conmovida y en una posición desfavorable, y sus ganas de luchar habían sido destruídas por las estocadas visuales que le atestaban los rostros que la rodeaban. Thor estaba sobre ella, olfateando su miedo.

-Mírame –exigió, levantando la barbilla de Alice con un gesto brusco. Al verla, una máscara de sorpresa le cubrió el rostro. Efectivamente, comprobó, Alice estaba curada.

-Fuiste bastante tonta al dejar tirada la jeringuilla –dijo después de unos momentos de expectación.

-¿Qué más da? –lo desafió ella, mirándole. Un brillo le pasó por los ojos y, por un momento, éstos fueron visibles para toda la manada, que soltó varios pequeños gritos de sorpresa a la oscuridad de la noche. Con los sentidos agudizados por el miedo, Alice notó que algo no andaba bien: la noche era demasiado silenciosa, hasta el viento había callado.

-Y ahora, Thor, ¿qué pasa? Estoy curada, vosotros no. ¿Qué vais a hacerme, a parte de envidiarme? ¿Comerme? No servirá de nada, aunque sois los suficientemente salvajes.

Thor vaciló por un momento, pero recuperó rápidamente su compostura. Obligó a Alice a levantarse con la fuerza de un solo brazo y la estampó contra el suelo. Ella gimió de dolor, pero él no se mostró indulgente e hizo llover sobre ella una sarta de puñetazos.

-Pequeña puta, ¿qué te has creído? Tú eres igual de salvaje que nosotros, eres una de nosotros, o lo eras. Nosotros no hemos matado a dos compañeros, puerca asesina. ¿Cómo te atreves a insultarnos? ¡Muere, joder!

Cuando consiguieron calmar a su jefe, Alice estaba hecha un triste ovillo sobre el suelo.

-Vamos a llevárnosla de aquí- dijo Thor escupiendo- este lugar es peligroso. He escuchado que-

El jefe se quedó de piedra y husmeó. Los hombres que habían estado recogiendo a Alice se detuvieron a observarlo, preocupados. Las palabras que susurró estaban llenas de pánico.

-No creía que fueran tan rápidos. Mierda, ¡los tenemos encima!

Arrucada como estaba en el suelo, Alice no vio mucho de lo que ocurrió después. Algo se le clavó en el pecho, hundiéndose profundamente en su carne, pero para ella aquello era un dolor más que soportar, una herida más que curaría con el tiempo. No para la nómada de Thor. Los gritos de alarma y angustia eran agudos y se dispersaban, apagándose: estaban siendo abatidos por algún tipo de grupo tribal. Un líquido caliente le salpicó a Alice en la cara. Las flechas silbaron por el cielo nocturno, algún cuerpo se derrumbó no lejos de ahí. Fue una masacre unilateral.

Cuando el eco de la última exclamación y de la última flecha rebotando se perdió en la noche, Alice, que al contrario del resto de su grupo no había sucumbido, escuchó unos pasos acercándose y murmurando algo en voz baja.

En ese mismo momento perdió la noción del tiempo.

Cuando despertó, oía voces a su alrededor, pero estaba demasiado cansada como para entenderlas.

Haciendo un acopio de valor y fuerzas, entreabrió un párpado.

Vio a un hombre agachado sobre ella, y aunque no reconocía la cara, la bata blanca era claramente visible.

Era imposible no fijarse en la bata. Era imposible no ver el símbolo de la serpiente enrollada alrededor de un cetro.




Era imposible, pero la persona que se agachaba sobre ella era un médico de la Aesculap.




Lo Gris, parte 4: estocada.
Jens de Fries.

3 comentarios:

  1. Me recuerda bastante a X-men.
    Sobretodo a la última con eso de la cura y tal.
    Pero aquí es ligeramente al revés, más o menos >_<
    No es una cura sino un virus.
    Me gusta bastante la idea.
    A ver si escribes más que ya tengo ganas de seguir ^^

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  2. Cada vez me meto más en el hilo. Me ha gustado el estilo que has adoptado en las últimas entregas, que primero es un poco de historia y luego continúas el relato de los personajes. Está simplemente genial.

    Hernán Sicilia

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  3. Aroa: jajaja la cura, sí, es cierto, como en la tercera. :D
    Merci, me hace ilu que lo leas siempre.

    Hernán: ¡gracias por seguirme! ^^= Me pareció necesario lo del primer párrafo para ir aclarando cosas, sería rollo si un personaje empezara blabla a explicar todo.
    Más tarde cambiará otra vez.

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