domingo, 19 de julio de 2009

Oo. Lo gris: estupor


Nos gusta ver la perdición como perdición

Y la salvación como salvación.

En cuanto la perdición es salvación y la salvación perdición,

Nos aislamos en el presente, equivocándonos.



Cinco

Esther Dubois volvía de su cuarta inspección semanal a casa y estaba feliz, hoy no la habían operado como tantas otras veces. Además, los medios ya empezaban a cansarse de su caso, así que no había cámaras ni en el aparcamiento ni en el coche. Sus padres y ella llegaron a casa y cenaron. Después, cada uno se fue a su cama, y Esther recordó, como cada noche antes de dormirse, el día en el que empezó todo.

A pesar de los seis meses tan ajetreados, no podía olvidar el terrible accidente con la bicicleta. Algo se había metido entre los rallos de la rueda delantera, deteniéndola de un frenazo y lanzándola al suelo justo en el momento en el que un camión aceleraba. Las ruedas delanteras pasaron por encima de la cabeza. Esther no recordaba más allá del olor de neumáticos y el dolor agudo, pero le contaron que hubo un gran tumulto en urgencias cuando se descubrió que ni siquiera había sufrido una fractura en el cráneo. Un análisis sacó a la luz la extraordinaria resistencia de los huesos de Esther, lo que la situó entre los casos de gente con “facultades especiales”. Los meses siguientes y con su consentimiento, le hicieron varias operaciones con fines investigacionales. Pero hoy había sido un día más tranquilo: simplemente le habían tomado sangre. Se arrulló entre las mantas y se durmió.

Lo que no se esperaba la joven Esther es que ése mismo día, sobre las once y media de la noche y estando durmiendo, su cuerpo comenzaría a rechazarse a sí mismo, despertándola y haciéndola vomitar sangre varias veces. Para cuando fuera capaz de alertar a sus padres, el estado de Esther sería alarmante, muy alarmante. Sus ojos parecerían salirse de las órbitas, y no sería capaz de controlar su cuerpo, que se comprimiría en un baile macabro. Sus padres alertarían a los científicos de la Aesculap, pero a las doce menos cuarto, antes de que los médicos acudieran, se daría el incidente. Esther exhalaría un último suspiro brillante y su cuerpo, iluminado por un instante con luz propia, estallaría bestialmente.


Poco después, ése caso se hizo famoso como el caso de la FED Cero, la primera facultad especial destructiva.

___

El médico de la Aesculap salió del lugar y Alice contó hasta cincuenta. Como no oía nada, se atrevió a levantarse. Estaba tumbada sobre un colchón hinchable en una tienda de campaña. El poco sol que entraba por la mosquitera anunciaba un nuevo día, así que no había estado durmiendo más de una noche. La cuestión era ¿qué hacían los médicos allí? ¡La Aesculap había sido disuelta nada más descubrirse el efecto secundario del “virus salvador”! ¿Dónde estaba la tribu que había masacrado a Thor y a la nómada? Envalentonada por sus preguntas, Alice salió de la campaña.


No se sorprendió al verse rodeada de montañas de escombros y un helicóptero destruído: el FED-2/3 había acabado con todo en un radio de muchos kilómetros. El helicóptero debió de caer del cielo el mismo día de la explosión y caer ahí. Desesperada, Alice comprendió que podía estar en cualquier sitio.


-¡Hola, chica! –la saludó alguien.

Alice pegó un bote. Se le acercó un hombre joven, guapo, y afeitado, vestido con la bata blanca que Alice había visto segundos antes. Estaba claro que aquél hombre no estaba infectado por el virus. Sin embargo, la bata estaba sucia y manchada de sangre por algunos lados.

-¿Puedes mantenerte en pie?

Ella lo miró con el ceño fruncido. Era insultante que hubiera gente en tan buen estado, con sólo unos rasguños, en un mundo de destrucción, hambre y muerte.

-Claro que puedo. ¿No lo ves?

El hombre se sorprendió ante la antipática respuesta, pero recobró fácilmente la sonrisa.

-Me llamo Derek. Te felicito, estás totalmente curada. Eres una de las primeras.

-Soy Alice, Derek, y te felicito también. Al parecer te curaste antes que yo. ¿Dónde me encontrásteis?

Derek la observó intensamente, y al ver que ella no cedía la mirada, suspiró y se sentó en un bloque de hormigón. Sacó de su bolsillo una pequeña caja blanca y extrajo una pastilla. Alice la reconoció.

-Su sabor no es nada del otro mundo, pero te dará fuerzas y te quitará el hambre.

Alice rechazó la pastilla por puro orgullo.

-Alice, no pretendo hacerte nada. Además, estamos solos. No te pido mucha confianza, pero te necesito.

Alice no hizo mucho caso a las palabras del joven médico, pero su estómago acalló el orgullo, y aceptó la pastilla nutritiva.

-No te encontramos por casualidad, Alice. Te buscábamos.

Alice no se había esperado aquello, y tragó la pastilla sin masticarla. Le dolió en el cuello. Derek carraspeó y se reacomodó, estirando la espalda. Iba a comunicarle algo importante.

-Cuando se disolvió la Aesculap, mi padre y yo continuamos investigando. Obviamente, el virus IFE había sido una catástrofe, y aunque después de unos doscientos casos de FED las explosiones habían cesado, aquello no podía continuar así.

-Dos... ¿doscientos? –pudo pronunciar Alice. –La última vez que la radio emitió algún tipo de noticias, ¡rondábamos por los sesenta!

-Sé que suena horrible, pero ahora todo ha acabado.

Alice alzó una ceja. ¿Qué había acabado? ¿El apocalipsis? Imposible.

-Todo esto ha acabado, sí –dijo leyéndole los pensamientos y sin poder evitar sonreír. –Ya no hará falta la Mansión Esperanza.

Después, ignorando la cara escéptica de la mujer, se quedó ahí, con la mirada perdida, sonriendo en sueños y mirando cómo el sol bañaba el horrible espectáculo de la ciudad destruída.

-¿Cómo que acabado? –lo interrumpió Alice, pensando que aquél hombre estaba loco.

-Ehm, sí. Acabado –se recuperó él –o eso creíamos hasta hace dos dias.

Una sombra cruzó su cara y echó una mirada al helicóptero.

-Mi padre y yo encontramos una cura perfecta. Una cura que aniquila el virus IFE y elimina el riesgo de que la facultad especial se convierta en destructiva. Y todo esto sin afectarla.

Una cura que aniquila el virus IFE y elimina el riesgo de que la facultad especial se convierta en destructiva. ¿¡Había oído bien!?

Alice lo miró con ojos como platos. Aquello no podía ser cierto. En ése caso, ¿qué hacía el hombre allí, buscándola? Si esa cura existía, tendría que ser fabricada en masa y distribuída por todo el mundo. La idea de que la totalidad de la humanidad sufriera de muertes prematuras mientras que ellos conversaban allí sentados le pareció abobinable. ¡Una... una cura!

-Ayer por la mañana despegamos, dirigiéndonos a la Mansión Esperanza con el único cargamento de la verdadera vacuna.

-El... ¿el helicóptero?

Derek bajó la cabeza.

-Algo nos golpeó, quizá fuera un viento, no sé, pero mi padre perdió el control y la mitad del cargamento cayó al vacío. Había frascos y jeringuillas. Después, continuamos descendiendo durante unos kilómetros hasta... el aterrizaje forzoso.

Alice no respondía. Se había quedado de piedra. Había frascos y jeringuillas. Ella había encontrado una jeringuilla con Catherine, una jeringuilla que no había estado ahí antes, una jeringuilla que estaba ahí como caída del cielo.

-Mi padre se golpeó con la tabla de mandos- dijo apesadumbrado. -Murió.

Alice volvió a la realidad. O sea que era eso. Ésa era la historia, y aunque no explicara la muerte de la nómada, era mucha información de golpe, información increíble. ¿Información cierta? ¿Por qué iba a mentirle aquél hombre? ¿Y por qué la había buscado? Necesitaba hablar más con aquél médico, y el mejor método de hacerlo era acercándose a él. Se ganaría su confianza.

-Lo siento, Derek. ¿Cómo se llamaba tu padre? -preguntó.

Él levantó la vista y la miró. De repente, le pareció a Alice, parecía cansado.

-Lo conoces –dijo.

Alice se permitió dudarlo.

-¿Lo... conozco?


Alice se había esperado muchas cosas, pero, de nuevo, aquél médico salido de la nada consiguió sorprenderla.

-Sí. Todos lo conocen. Mi padre era Steven Riffley.




Lo Gris, parte 5: estupor.
Jens de Fries.



5 comentarios:

  1. Eeehhmmm... igual me matas pero... ¿quién es Steven Riffley?
    ¿Ha aparecido antes?
    Aaaahhhh, no me acuerdo >_<
    ¡Jo, pero me gusta muchoo!
    ¡¡¡Escribe más!!!

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  2. Jajaja.
    No te preocupes. :D
    Sí, apareció antes
    http://eightsuns.blogspot.com/2009/07/normal-0-21-false-false-false-es-trad-x.html
    pero no aparece mucho, por eso quizá no te acuerdes. :D

    Me alegrooo gracias. ^^

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  3. Me encanta el ambiente de devastación; tienes todo perfecto para ir avanzando en el hilo. Cuando lo termines y ya pueda, lo haré película o serie de televisión si me lo permites!!!! Jens!!!

    Hernán Sicilia

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  4. Jaja, ¡gracias Hernancín! :D

    Jajajajaja ¿una peli o una serie?
    Cuánto me sobreestimas... ;P

    Abrazos. :)

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